Enviado por Rosa Gazol Guillén el
Puede que te resulten familiares frases como “No sé qué me pasa…”, “me cuesta pensar con claridad”, “de repente me quedo en blanco y no sé qué decir ni qué hacer, casi no puedo ni pensar”. O quizás, hayas experimentado en algún momento una fuerte sensación de inmovilismo, como si algo fuera de tu control te impidiera avanzar. Si esto es así, es posible que hayas vivido o estés viviendo un bloqueo emocional o mental. Se trata de un mecanismo por el que nuestro cerebro no responde a los estímulos de la forma a la que estábamos acostumbrados, e inhibe reacciones emocionales o niega pensamientos de forma inconsciente. Es molesto y preocupante, pero casi todas las personas lo han vivido alguna vez. Puede estar motivado por causas variadas, como las siguientes:
• A veces, cuando vivimos una experiencia muy intensa emocionalmente, nuestra mente reacciona bloqueando las emociones desagradables y los pensamientos perturbadores que implican. Se trata de un mecanismo de defensa, una forma de adaptación que nos permite sobrevivir a esa vivencia dolorosa.
• También, un bloqueo emocional o mental puede ser un aviso de que algunos aspectos de nuestra vida no están desarrollándose de acuerdo con nuestros valores y expectativas, invitándonos a reflexionar acerca de nosotros mismos.
• Con frecuencia es uno de los síntomas de otras problemáticas como la ansiedad.
• También, el fuerte miedo al fracaso es un facilitador de bloqueos.
El bloqueo puede ser puntual o persistente. Si permanece prolongadamente puede dar lugar depresión, frustración, tensión, sentimiento de desesperanza, de culpa, e incluso pérdida del sentido de la vida. También se pueden dar síntomas fisiológicos como náuseas, dolor de cabeza, problemas de la piel e insatisfacción sexual. Así que, identificada esta señal de alarma, conviene buscar ayuda profesional o llevar a cabo un plan de trabajo personal adecuado para adquirir los recursos y habilidades necesarios.
Para vencer bloqueos puntuales puedes aplicar estrategias como estas:
- Descansa.
- Cambia de espacio. Ayuda a ampliar tu foco e incorporar nuevas perspectivas.
- Realiza respiraciones diafragmáticas hasta que sientas que disminuye tu nerviosismo.
- Ordena tu entorno y tus tareas en pasos secuenciales donde avances poco a poco y disfrutando de cada logro. Todo se puede descomponer en pequeñas partes. Y cada pequeña parte que superes es un gran avance.
- Toma lápiz y papel y escribe sin miedo sobre tus pensamientos, sentimientos y emociones, sabiendo que después vas a romper o quemar el papel.
Respecto a los bloqueos sostenidos en el tiempo, los programas y tratamientos que suelen emplearse en contexto terapéutico por sus buenos resultados son, por ejemplo:
- Relajación.
- Mindfulness.
- Terapia de Aceptación y Compromiso.
Desde Momento os animamos a superar los bloqueos emocionales o mentales con las herramientas adecuadas y a que comprobéis que beneficia en aspectos como los siguientes:
- Superación del bloqueo y conocimiento las causas que lo provocaron.
- Capacidad para reconocer las propias señales de aviso de la mente y el cuerpo.
- Recuperación de concentración y capacidad intelectual.
- Aumento de autoestima.
- Facilitación de la toma de decisiones.
- Aumento de creatividad.
- Fortalecimiento de la seguridad en uno mismo.
- Aprender a expresar emociones de forma asertiva.
Vivir un bloqueo emocional o mental, a pesar de ser una experiencia desagradable, es una oportunidad de crecimiento y fortalecimiento. Es tu Momento de actuar.
Fotografía de Luis Llerena.
Añadir nuevo comentario