En orden por fuera y por dentro en diez pasos.

La Psicología, la Filosofía Zen y el Sentido Común nos dicen que mantener nuestro entorno ordenado y limpio nos beneficia de numerosas maneras. Sin embargo, para muchos de nosotros es costosísimo lograrlo. Siempre van a aparecer razonables excusas para no ordenar en ese mismo momento como que no sabes por dónde empezar, que te cuesta mucho desprenderte de las cosas que ahora no empleas pero que quizás algún día las necesites..., entre otras.

Afortunadamente, estos pretextos son superables con convencimiento y estrategias adecuadas. Así que comenzamos por motivarnos para hacerlo, destacando los principales beneficios que aporta vivir en un entorno ordenado:

  • Disminuye tu ansiedad.
  • Aumenta tu capacidad de concentración.
  • Brinda un mayor aprovechamiento del tiempo, pues encuentras todo más rápido.
  • Ahorras dinero.
  • Facilita tu puntualidad.
  • Permite la adecuada limpieza y con ello, aumenta la salubridad de tu espacio.
  • Incrementa tu sensación de control.
  • Te sientes mucho mejor en general.

 

Puedes incorporar el orden en tu vida siguiendo estos pasos:

1. Si el desorden está muy generalizado, comienza ordenando pequeñas áreas. Cuando termines una, pasa a la siguiente. Escuchar música de tu gusto puede amenizar esta tarea y también emplear listas donde incluyas lo que quieres transformar.

2. No guardes papeles que no uses: A menudo acumulamos pilas de revistas, cartas comerciales sin abrir y más. Si alguno de estos documentos es realmente importante, guárdalo física o digitalmente. El resto, deposítalo en la basura o en un contenedor de reciclaje.

3. Pequeñas acciones llevan a grandes resultados: Hay muchas sencillas tareas para ordenar que nos van a llevar menos de un minuto. Aprovecha cualquier ocasión para llevarlas a cabo, por ejemplo: recoge la cocina mientras se hace el café; deja la ropa sucia en el cesto inmediatamente; al llegar a casa, cuelga tu ropa en perchas y percheros, no la dejes sobre la cama; archiva los documentos sobre los que realizas breves consultas.

4. Sigue, o crea y sigue, normas como esta: “Si algo nuevo entra en mi casa, tiene que salir algo”: Acumular es agotador y dificulta nuestra importante misión de ordenar. Así que, cuando vayas a comprar algo, pregúntate antes si lo quieres o si lo necesitas; si tienes espacio para colocarlo de manera ordenada; si encaja con el estilo de vida que quieres llevar simplificando, complicando o no afectando a este.

5. Deshazte de objetos rotos y de aquellos que pudiendo repararse, llevan doce meses en mal estado.

6. Atención a los regalos: Si te resulta complicado ordenar, evita aceptar regalos promocionales y objetos y ropa que amigos y familiares sacan de sus casas y te ofrecen.

7. Determina un horario para ordenar en profundidad y limpiar fijando con claridad los límites tanto para comenzar como para finalizar, para que no resulte extenuante. Además, si convives con más personas, implícalas en esta actividad para que también ellas desarrollen este hábito tan recomendable.

8. Establece tu ritmo de acuerdo a tus necesidades y al estilo según el cual quieres organizar tu entorno: Se trata de una tarea que requiere considerable esfuerzo y en la que se toman decisiones, para muchos difíciles, como desprenderse de objetos, así que hazlo a tu gusto y tomando conciencia de lo que vas haciendo y de los avances que logras. A medida que empieces a ordenar y a ver los primeros resultados, sentirás más ganas de seguir haciéndolo y de mantener este hábito. Recuerda que lo material es generalmente reemplazable. Que no te asuste tirar y dar objetos.

9. Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio: Cuando hayas valorado con que objetos quieres seguir contando, y cuales puedes donar o tirar, identifica los espacios donde quieres guardarlos y trata de hacerlo en cajas y carpetas bien etiquetadas. Otros, estarán a la vista sin embalajes, claro, pero de la manera en la que se aproveche mejor el espacio y facilite la limpieza. Recuerda que tener algo pero no saber dónde es como no tenerlo.

10. Crea rutinas para mantener el orden: Cuando empieces a tener tu ambiente más organizado, realiza todos los días una serie de pautas para no perturbarlo. Por ejemplo, antes de dormir emplea cinco minutos en colocar bien libros y revistas del salón, las sillas alrededor de una mesa y recoger tus zapatos y accesorios. Estas rutinas favorecen el orden y producen relajación. Puedes utilizar cualquiera de los anteriores puntos y también inventar tus propios rituales.

En Momento nos hemos dado cuenta de lo importante y beneficioso que es desarrollar esta capacidad, y que está al alcance de todos. Por ello, te animamos a que lo pongas en práctica recordando que estás ordenando para conseguir el espacio que necesitas para tener la vida que quieres.

 

 

Fotografía por: Patrik Göthe

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